Terapia Psicológica y Flores de Bach
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martes, 12 de julio de 2016

¿Cuanto vales?


Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— E... encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés.
Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:
— Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
— Qué importante lo que has dicho, joven amigo —contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
— Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
— ¡58 MONEDAS! — exclamó el joven.
— Sí, -replicó el joyero— yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
— Siéntate —dijo el maestro después de escucharlo— Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. 

¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?



miércoles, 17 de junio de 2015

Autoestima... ¿En verdad sabes cuánto vales?

¿Tú cuánto aceptas?...

Hermosa parábola...

Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— E... encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés.
Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:
— Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
— Qué importante lo que has dicho, joven amigo —contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
— Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
— ¡58 MONEDAS! — exclamó el joven.
— Sí, -replicó el joyero— yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
— Siéntate —dijo el maestro después de escucharlo— Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Fuente: http://genial.guru/psicologia/cuanto-vales-710/

lunes, 25 de mayo de 2015

A palabras necias...

Este genial video te hará reflexionar sobre cómo es que las personas que te rodean pueden influir en tus decisiones, o de cómo has influido en los demás, pues hemos estados de los dos lados ¿no?


Recuerda que puedes hacer oídos sordos a la negatividad de los demás o puedes simplemente interpretarla como un motivo más para salir del hoyo... Y más importante aún:

TU TIENES LAS RIENDAS DE TU VIDA

miércoles, 22 de abril de 2015

Eres un "Ya Merito"?

Ouchh!! ¿Te descalabraste?

¿Cuántas veces en tu vida has estado a punto de lograr tus objetivos y de repente, puff, desaparecen enfrente de tus ojos? Aparentemente el destino, Dios, el universo, o tu divinidad ha decidido que sufrirás por siempre rozando el éxito y viendo como otros lo toman de tus manos o cómo simplemente lo dejas ir.

Aunque sinceramente es reconfortante pensar que algo más es el completo responsable de esa situación temo decepcionarte, pues este artículo está dedicado a quitarte este hermoso pretexto que te has dado y que han culminado en una actitud conformista o como algunos calificarían incluso como "realista" y en convertirte en un simple "Ya Merito".

La primera palabra que debes conocer respecto a este tema es... AUTOSABOTAJEEste es aquel estado mental que nos mueve a tener un conjunto de acciones (consciente o inconscientemente) con el fin de hacernos desistir o no lograr nuestras metas.

Hay 3 tipos de autosabotaje:
No acabar las cosas a tiempo. Si nunca acabas nada no tendrás que enfrentarte a la posibilidad de fracasar, de no estar a la altura, o de cometer errores o incluso de lidiar con el éxito. 
Procrastinar. Si lo dejas todo para el final y no te esfuerzas todo lo que puedes siempre tendrás esa excusa si las cosas no salen del todo bien
Perfeccionismo. Si no es perfecto no lo haces, es similar a la procrastinación pues encuentras tantos detalles que mejorar que nunca terminas, o simplemente ni siquiera lo empiezas.
Excusas. O como más adecuadamente llamadas disfraces del miedo (no soy  suficientemente inteligente, soy muy reservada, ya no estoy en la edad... etc. etc.)

Ahora conociendo e identificado tu método de autosabotaje es preciso aceptar que independientemente de cuál sea tiene un sólo transfondo: el miedo. Ya sea a no ser suficientemente bueno, a serlo, a sufrir, a ser feliz, a  ser amado, no serlo... sea consciente o no es URGENTE para mejorar tu vida es conocerlo y darle una solución.

Este no será un trabajo fácil por lo que tenemos que empezar cambiando nuestra actitud la cual al final del día es la respuesta emocional que tenemos ante la vida (aunque eso no descarta que requieras un terapeuta amigo, ¡llámame!). Cambiando tus actitudes negativas, que terminan no sólo con tu autoestima si no también con tu salud física, podrías lograr mucho más de lo que pudieras imaginar. 

Definitivamente al inicio será un trabajo duro, (deja de evadirlo ¡Valdrá la pena!) pues como buenos seres humanos que somos desaprender es difícil, más en cuanto a conductas que ya tenemos prácticamente automáticas, sin embargo nada es imposible, aunque irónicamente en este momento para ti sea algo "imposible".

Primero que nada, no te pido que cuelgues tu cerebro, tener una actitud positiva no significa perder el piso, al contrario, es poner los pies en la tierra y tomar las acciones necesarias acorde a tus posibilidades retando constantemente tus alcances y haciéndote responsable de tus acciones y experiencias, positivas o negativas.


  • El primer paso es la observación. Observate, estudiate e identifica tus actitudes negativas. 
  • Luego deberás forzar a tu mente a cambiar el enfoque de lo negativo a lo positivo. Ejercita tu mente para que empiece a formar los pensamientos positivos por sí sola.
  • Decreta cada mañana que tu día será excelente.
  • Agradece lo que tienes, deja de pensar en lo que te falta.
  • Sonríe tanto como puedas. 
  • Ante tus metas o tus planes piensa que siempre saldrán bien.
  • Si algo sale mal, deja de sumergirte en tus pretextos y en la autovictimización, OCUPATE o sólo aprende de la experiencia para que la siguiente sea todo un éxito.
  • Tómate un momento para ti, mereces descansar y clarificar tu mente para evitar recaídas en lo negativo.
  • Piensa en soluciones. Reafirmo: OCUPATE. Los negativistas no las ven y los realistas las limitan. Sal de la caja y podrás dejar de ser un YA MERITO.



lunes, 16 de febrero de 2015

Amor...




Amor es una palabra muy poderosa que últimamente ha estado siendo muy mal usada y estando aún al calor de las brasas del 14 de Febrero creo que podríamos explotarlo un poco más...

El Amor como tal es difícil de definir dado lo abstracto de su naturaleza, por lo que considerarse como un conjunto actitudes, emociones y experiencias que producen un sentimiento de apego y afecto hacia algo. Por default cuando hablamos de amor nuestra mente nos dirige al amor entre parejas pero hay un amor mucho más importante que últimamente se ha perdido de vista y se ha distorsionado increíblemente, el amor propio.
La capacidad que tengamos de amarnos a nosotros mismos se reflejará en nuestra autoestima, y por consiguiente en qué tipo de lazos estableceremos para con los demás. 

Lo que vibras atraes. Dios, el universo, el destino o como tus creencias le permitan llamarle, es súmamente sabio y en cada paso que des en tu camino pone los recursos necesarios para que aprendas las lecciones que te ayudaran a ser pleno y feliz. Es por esto que tanto las situaciones como las personas a las que atraemos en nuestras relaciones (en todos los ámbitos:trabajo, pareja, amigos, etc.) son aquellas que reflejarán nuestras riquezas y carencias para que podamos identificarlas y cambiarlas o mejorarlas. Aquí es cuando nos equivocamos regularmente pues en lugar de saltar las "piedras" y quitarlas de nuestro camino nos enamoramos de ellas y las empezamos a recolectar. Aquí es donde se puede responder esta pregunta tan recurrente de ¿Porqué siempre me pasa a mí? ¡Si! ¡tu escoges!, ¿a poco crees que es obra del azar que de 15 galanes o galanas 14.5 sean celosos, manipuladores o dramáticos? 

En la medida que conozcamos y reconozcamos nuestras virtudes y defectos podemos crear una auto-imagen positiva que a la vez nos dé oportunidad de desarrollar el amor por nosotros mismos y por consecuencia hacia los demás. Este proceso parece muy sencillo, sin embargo las experiencias de vida que nos formaron no siempre son o fueron beneficiosas para la formación de parte de nuestra personalidad, muchas veces el dolor, el miedo y el resentimiento (que algunas veces no son propios, sino aprendidos) nos limitan y no nos permiten desarrollar una inteligencia emocional adecuada.
Muchos personajes y autores célebres han coincido en que no puedes definirte por lo que te pasó, si no por lo que puedes legar a ser, y personalmente lo comparto con ellos. Entrar a un proceso terapéutico para solucionar o deshacernos de emociones negativas es de vital importancia para empezar a definirnos conforme a nuestras propias expectativas, haciéndonos cargo de lo que nos corresponde y soltando lo que no. Como siempre lo he mencionado a mis consultantes implicará trabajo y esfuerzo pero la recompensa siempre será mucho mayor.
¿Qué esperas? Conócete, satisface tus necesidades y deja de buscar fuera lo que únicamente puedes encontrar dentro de ti. 

Ámate intensamente y recibirás lo que en verdad mereces.