Terapia Psicológica y Flores de Bach
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miércoles, 17 de junio de 2015

Autoestima... ¿En verdad sabes cuánto vales?

¿Tú cuánto aceptas?...

Hermosa parábola...

Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— E... encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés.
Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:
— Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
— Qué importante lo que has dicho, joven amigo —contestó sonriente el maestro—. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
— Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
— ¡58 MONEDAS! — exclamó el joven.
— Sí, -replicó el joyero— yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
— Siéntate —dijo el maestro después de escucharlo— Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Fuente: http://genial.guru/psicologia/cuanto-vales-710/

viernes, 30 de enero de 2015

Duelos

¿Qué es el duelo?

El duelo es un proceso psicológico que se desata ante una situación de pérdida o ausencia de algo(llámese empleo, casa, ciudad, etc.) o alguien (muerte de un familiar, finalización de una situación sentimental, etc.) que usamos para adaptarnos a ella.

El duelo normal dura entre 2 semana e incluso 6 meses, si este supera este tiempo se vuelve un duelo patológico que puede afectar al individuo al grado de llevarlo a una depresión clínica.



Sus etapas

Como todo proceso el duelo tiene varias etapas. Una muestra bastante gráfica y clara sobre las etapas del duelo la da el autor Jorge Bucay en su libro "El Camino de las Lágimas" y el cuál les mostraré a continuación:
  1. La herida se abre. (Incredulidad) Es etapa en la que se presenta ante el shock de la pérdida y dónde la persona no entiende de razones... se niega la perdida que se ha producido y se la cuestiona, por muy anunciada que estuviese.
  2. Se vive el dolor. (Regresión) Pasada la incredulidad caes en cuenta de lo que está pasando y el dolor simplemente te invade.
  3. El sangrado. (Furia) El enojo y la búsqueda del o de los culpables se hace manifiesta.
  4. El coágulo. (Culpa) La culpabilidad ante nuestras reacciones para con los demás o para con la persona que se fue se hace presente. Nos reprochamos lo que "no hicimos"o lo que "pudimos hacer".
  5. La Retracción del coágulo. (Desolación) Esta es la fase de tristeza que muchos a veces confunden con la depresión. Se siente el vacío que el otro dejó, se vive la soledad en su máxima expresión.
  6. La reconstrucción tisular. (Identificación y fecundidad) Como su nombre lo dice, te identificas con las cosas que tenías en común con quien se fué (¡él también tomaba agua!) haciendo incluso una idealización de esta persona que después se hace consciente, al menos la mayoría de las veces. En la fase de fecundidad la persona pasa del dolor sin sentido a la congruencia dándole un significado a su vida e incluso realizando ciertas acciones en nombre de su pérdida.
  7. La Cicatriz. (Aceptación)Después de un tiempo llega la interiorización del otro en uno mismo: algo de él quedo en mí y por eso las cosas que viví y aprendí con él siguen vivas en mí por lo que ya puedo seguir con mi vida.


 No hay nada que suceda en este mundo, por muy negativo que se nos presente, que sea por error. Todas las situaciones siempre nos van a dar una ganancia o un conocimiento, a corto o a largo plazo. Será difícil verlo al inicio, pero es parte de el shock que nos producen los cambios, sin embargo como dije en el post anterior, la decisión de prolongar el dolor en vez de prolongar la sabiduría y por conseuencia el disfrute de la vida es de uno mismo.

Es por eso que la elaboración de un duelo es altamente necesaria pues como el último punto nos mostró, conlleva la aceptación de nuestra realidad, de nuestro presente, que nos permite disfrutar nuestra vida y aprender de ella y de lo que nos rodea.

Si tienes dificultades para aceptar la pérdida de algo, no dudes en buscar ayuda, será crucial para mejorar tu calidad de vida. En lo personal recomiendo buscar respuestas primeramente con un psicólogo para evitar llegar de primera a la toma de medicamentos, que aunque efectivos, no te van a dejar llegar al fondo del problema pues sólo estarás apagando los síntomas que se presentan, llevar a la luz de la consciencia la raíz de estos problemas siempre va a ser la cura definitiva.